Oaxaca: las pulgas y el perro
Oaxaca: las pulgas del perro
Por Ignacio García
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Cuando, hace casi ocho años, el mitómano de José Murat tomaba posesión del gobierno de Oaxaca, el poeta oaxaqueño José Manuel Diéguez me comentaba: “Con éste, van a seguir tratando de buscarle las pulgas a un perro a punto de convertirse en rabioso”. Lo que el poeta (autor de Machete al filo y Ocaso y miseria) quería expresar, es que en Oaxaca siempre ha funcionado la táctica falaz de buscarle soluciones pequeñas a un problema descomunal.
Torpe y miope como ha sido el gobierno foxista, ha querido utilizar la herramienta de la lupa, descuartizar la pulga a modo de autopsia, y declarar en un principio que lo sucedido en aquella entidad se trataba de un problema “meramente local”. El caso es que, si bien al perro más flaco se le cargan las pulgas, ésta vez la molestia ancestral lo ha vuelto rabioso. Y es que nadie puede ignorar que el problema oaxaqueño no se suscribe al malestar de unos cuantos y el reclamo de otros “más” cuantos por salvaguardar la paz. Se trata de un problema casi de barbarie en contra de ese pueblo, víctima del cacicazgo porfirista primero y luego priísta ad nauseum: por casi 80 años los oaxaqueños han sufrido de brutal explotación, miseria, indiferencia, saqueo, burla, desvergüenza y el despotismo de gobernantes priístas que les tienen a ellos como coto de caza más que seres dignos a quienes gobernar con equidad y justicia. O como lo dice Diéguez en uno de sus poemas: “Nos cortan la aorta/ y vendan las manos / cuchillo que corta / nuestros ojos a tramos”.
Ahora que los oaxaqueños han salido a las calles, resulta que se echa mano de aquello de lo que el gobierno siempre ha carecido: estado de derecho y paz social. El gobierno estatal, en manos del inepto de Ulises (lástima de nombre) Ruiz, se ha escudado en una autoridad inexistente: la ley; “hacer cumplir la ley”, dice el incapaz. Pero para que haya lo una cosa debe haber lo otro: una retribución de justicia y moral del exigente hacia los exigidos; y de ello adolece no sólo Ulises sino todos los que han ido por el botín a Oaxaca durante sexenios. Sólo recuérdese el affaire del déspota José Murat, su performance de intento de asesinato a su persona, y el escándalo que provocó en sus correrías con las madonas del “ahora pico”.
La ineptitud del gobierno federal –en manos de un dizque presidente que ya hasta maletas hizo para irse “al rancho a besar a Marta y a mis nietos”—no es menor. Ha tomado el camino de la represión a cambio del reclamo que por décadas ha hecho aquella población. A sabiendas que el envío de una expedición represiva iba a complicar y profundizar el problema, el persignado Sr. Abascuál decidió entrar con exterminadores de pulgas para tratar de sentarse a la mesa con ellas a “dialogar”...A la vez que tomaba la decisión (señalando con dedo bendito que era Fox quien lo ordenaba) de enviar contingentes de la Policía Federal Preventiva (PFP) y otras corporaciones policiales con el propósito de "recuperar" (y fumigar) la capital del estado y desmantelar los plantones y barricadas instalados en ella por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y por la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Este tipo de acciones bisagra no se entenderían si no se comprende el asunto de fondo: primero, un reclamo legítimo de los y las oaxaqueños a deshacerse de un gobierno déspota y reaccionario; luego, la respuesta de quienes se ven afectados por ese clamor justiciero. La lucha de intereses políticos es el telón de fondo en este conflicto, y para ello (dicen los “solucionadores”) hay que minimizar el conflicto, esconderlo, asumir que el ciudadano es un idiota; afirmar y desdecirse haciendo no sólo el ridículo sino ya mostrándose en la total demencia senil. Porque el Sr. Fox, hace sólo una semana, enseñaba lo que le queda de sonrisa, y declaraba que en Oaxaca ya todo era “miel sobre hojuelas”. Bastaron sólo cinco días para que, el también mitómano que quiso gobernar al país como se gobierna una concesión de la Coca-cola, reculara, como siempre lo ha hecho, y –en tanto empacaba sus pertenencias y las que se le “pegaron” durante el sexenio—como buen "patriota" sostenía que a Calderón le iba a entregar una Oaxaca “así como está”...con las cosas “de la fregada”. ¡Hermoso mandatario eligieron una mayoría de mexicanos!
En tanto, la lucha en el telón de fondo se debate en el estira y afloja, con varias posibilidades “viables”. Dejar a Ulises Ruiz en el poder era una de las premisas priístas, a cambio de concertar alianzas con los panistas para echar a caminar los “proyectos” calderonistas. La amenaza era y sigue siendo: si Ulises cae, Calderón tendrá muchos problemas en la cámara y el senado con el voto priísta. Aún más, los diputados y senadores del tricolor amenazaron con no estar presentes en la toma de posesión de Calderón. Con esta amenaza el gobierno federal aceptó hacer el trabajo sucio de Ulises y mandar exterminadores de pulgas a Oaxaca: con ello el gobierno asegura su compadrazgo con el PRI y evita que el movimiento social de Andrés Manuel López Obrador traiga agua para su molino a partir del conflicto.
Las cosas no han salido bien. Por el contrario. Quienes creían que el movimiento oaxaqueño es uno caprichudo y no otro cuyo corazón es una conciencia añeja de miseria y explotación, se equivocaron. Primero porque el des-gobernador oaxaqueño se sintió “apoyado” con el uso de la fuerza federal, y hoy mismo se empecina en seguir en el poder. Segundo, porque la presencia de tanquetas y gases lacrimógenos enrareció más el asunto: en vez de intimidar a los oaxaqueños éstos se replegaron sólo para pegar más fuerte. La lógica de las tanquetas y los gases obró en sentido contrario al contrario sentido de quien des-ocupa los Pinos. De tal forma que ahora hasta el PRI “exhorta” al necio de Ulises para que pida licencia, vacaciones, año sabático, incapacidad médica, mal de Parkinson, Alzheimer... lo que sea, con tal de que desaparezca y así poder subsanar (sacar un poco de pulgas) el asunto Oaxaca. Tercero, porque lo que en un inicio pudo haberse solucionado sentándose a dialogar (lo que hoy tanta insistencia causa por parte de las “autoridades”) se ha convertido, en manos ineptas, en un conflicto de proporciones ya no sólo nacionales, sino internacionales: Fox ha comenzado a recibir el repudio de activistas y no activistas y co-nacionales que viven en el extranjero. Cuarto, porque el deseo del foxismo de “entregar un país en paz total y concordia” se viene abajo y heredan a otro inepto las llamas del conflicto.
El conflico Oaxaca tampoco se entiende si no se comprende que la pobreza, la miseria, el despotismo sobrevive en Oaxaca y en el resto del país, bajo el ropaje de un lenguaje democrático y una cultura política intolerante hacia los gobernados. La intolerancia se muestra más aún cuando la sociedad deja ver sus inconformidades y cansancio y está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de verse librada de la burla y el escarnio. Cuando estas formas de protesta contradicen las ideas imperantes, asoman entonces las soluciones manidas y creadas desde Bucareli y los Pinos: los clichés de “derecho y justicia” y “respeto a las instituciones” toman formas de ostia sagrada y se esgrimen como la espada de San Jorge en lucha contra el dragón satánico. Así, la ineptitud política toma formas asombrosas y se vuelve inútil cualquier enfoque que se le dé al problema. Por su parte, el ropaje del lenguaje se encarga de presentar la disidencia popular casi siempre (y sobre todo a través de las televisoras beneficiadas por el gobierno foxista) como un desafío al orden y a la paz (orden y paz suyos y de sus intereses creados, por supuesto). El gobierno, vía TV, se encarga de manipular las conciencias de quienes todas las tardes se sientan a mirar “Bety la fea” o los domingos “Bailando por un sueño; lo hacen con anestesia compuesta de slogans en donde protestar es algo "anormal"; un asunto que debe ser suprimido a cualquier costo pues “atenta” contra las muy abstractas e inefables “instituciones”.
Así, el “gobierno del cambio”, lo es, lo ha sido, pero sólo en la medida de impedir que se le desafíe, que se le señalen sus errores garrafales, y se impreque a la figura presidencial convertida ya en un títere, y no precisamente Muppet. Uno esperaría que en el trasmano de cambio de poderes, habría esperanzas para los mexicanos. Lo malo aquí es que el títere sólo se quitará (ya se quitó) los hilos y cederá el lugar a uno que estará atado a ellos.
Porque uno estaría esperanzado que Felipe Calderón, presidente defecto de México, entraría al quite para, en “quince minutos”, solucionar el problema Oaxaca. No parece ser así. El medroso, que va a ser presidente espurio, tiene de estatura lo que de inteligencia: lo mismo que Fox pero a la inversa. Ya Fecal ha dado muestras de su sobrada sabiduría, precisamente en el extranjero ---en Canadá, mientras “negociaba” lo que aún no tiene en las manos. Allí, al interrogársele sobre la firma de George W. Bush para construir el muro fronterizo, el enciclopédico dijo: “Ya la humanidad cometió el error de levantar el Muro de Berlín, ojalá y no lo vuelva a hacer...” (¿?)
Esta es la óptica miserable con la que Fecal pretende ajustar la política mexicana: echándole la culpa a la “humanidad” de lo sucedido entre las dos Alemanias...Lo que, interpolado, quiere decir: no es el gobierno norteamericano quien construye bardas, sino la “humanidad”; y, supongo, debe ser ésta misma, de acuerdo a Fecal, la que tiene hoy mismo a Oaxaca sumida en un conflicto al que no se le mira salida... ¡Bonito futuro nos espera!
En fin, que Diéguez tenía razón. Al perro se le siguen buscando las pulgas y nadie nota que se ha vuelto rabioso.
3 Comments:
Nachito. Magnífico análisis de la situación actual que prevalece en Oaxaca. Siempre te he considerado una persona con un criterio muy amplio y profundo, al cual le interesa las cuestiones sociales y justicieras. Gracias por darnos este tipo de información y comentarios que hace que uno asimile la política con palabras sinceras, directas y no "maquilladas" como lo hacen algunos medios de comunicación nacional. Saludos. Tigrillo
Ignacio:
Mil gracias, lo usaré para mi clase de neoliberalismo en la facultad. Insisto, deberías participar en un concurso o algo, ganar dinero escribiendo (otro gerundio, bah). La voz de los subterráneos jamás se contaminará del sistema, aunque monetariamente tome algo de él.
Es muy curioso que lea el mismo día: condena a muerte para Saddam Hussein, un anuncio de proceso de que "si eres joven este es tu momento: lee política" y este texto tuyo, tan sincero y tan poco mamón.
Otro abrazo,
Juana
Nacho: tu lúcido, informado y crítico comentario acerca de la situación de Oaxaca es del nivel del mejor periodismo de opinión que pueda haber en nuestro país, nos hacen falta análisis como el tuyo, con el compromiso plenamente cumplido del ciudadano y del profesional que vive su especialidad pero también su entorno, participas de él y contribuyes a transformarlo. La rebelión de Oaxaca es la rebelión del país entero ante la corrupción, el autoritarismo y la política obsoleta, es un fuego que no se podrá sofocar porque volverá a tomar oxígeno sinó hay soluciones reales. Los movimientos antisistémicos son ampliamente analizados por Emmanuel Wallerstein, tú lo sabes y la Ciencia Social nos ayuda a comprender que las transformaciones no se dan en una sola generación, por desgracia el cuerpo social se tiene todavía que desangrar para evidenciar la barbarie, de que los seres humanos así como somos capaces de producir algo sublime como es el arte, también somos capaces de crear la guerra para aniquilar al que se considera enemigo porque se le tiene miedo y no hay el mínimo interés por comprender que todos tenemos derecho al trabajo y a una vida digna. Manolo.
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