El adicto y la distorsión de la realidad
El adicto y la distorsión de la realidad
Ya en un aporte anterior de Michael Dye, se han analizado algunas características del cerebro adictivo. En este texto breve el rabino Abraham Twersky va a definir la forma en que el adicto deforma la realidad a su alrededor para proteger tanto su adicción como el hecho de ser lastimado por otros a causa de su problema.
Gracias a los cuatro-cinco lectores que solicitaron más del mismo tema.
(EME)
Si existe un pensamiento complejo, difícil de entender y de tratar, ese es el de un adicto. Nunca se recalca lo suficiente la importancia de darse cuenta de que a los adictos los engaña su propio pensamiento distorsionado; vive una “realidad” que no corresponde a la realidad de los demás.
Para un adicto toda realidad es abrumadora. A causa de esto no se ajusta ni rechaza esta realidad, simplemente recurre a las drogas y/o al alcohol e ignora esa realidad. Curiosamente, la causa de las adicciones no son conflictos abrumadores que se le vienen encima al adicto, sino la distorsionada percepción que vuelve inaceptable la realidad; el adicto no soporta esa realidad, la cual le parece demasiado insoportable.
Si no comprendemos esto, es posible que nos sintamos frustrados o nos enoje tener que tratar con un alcohólico. Curiosamente, un pensamiento adictivo no se ve afectado por la inteligencia. De hecho, a menudo las personas con un intelecto habitualmente alto presentan grados más intensos de adicción. Si la persona es religiosa o practica alguna creencia en grupo, puede que tenga el problema y lo oculte, con el riego de un daño espiritual mayúsculo. Está demostrado que una enseñanza basada en la religiosidad, la culpa y el resentimiento, provocan en el adicto tal desesperanza que ve en el consumo de alcohol como la única forma de anestesiar la depresión y vergüenza que provocan aquellos estados de ánimo.
La necesidad de la sustancia química es tan potente que dirige el proceso de pensamiento de la persona sancionando o preservando la bebida o el consumo. Ésa es la función del pensamiento adictivo: permitir que la persona mantenga el hábito destructivo. No basta con decirle al adicto que “vea las cosas como son”, “que se deje de tonterías”, “que lo que hace es ilógico”. La forma de pensar del adicto está afectada, enferma; su pensamiento es diferente del “lógico” porque no llega a una conclusión con base a evidencias o hechos de una situación dada ¡sino exactamente a la inversa! El adicto empieza por la conclusión Necesito un trago, y luego elabora un argumento que justifique esa conclusión, sin importar si es lógico o no lo es, o si está apoyado por los hechos.
Investigadores en el área de la adicción, como el Dr. David Sedalk, describen el pensamiento presa de la adicción como la incapacidad de la persona de tomar decisiones sanas por sí misma. Señala que no es una deficiencia moral de la fuerza de voluntad de la persona, sino más bien una enfermedad de la voluntad y la capacidad de usarla. En otras palabras, la mente del adicto se encuentra deteriorada, enferma, incapaz de percibir las cosas como son.
El grave dilema del alcohólico y/o drogadicto es que no puede razonar por sí mismo. Se trata de un trastorno del pensamiento que se puede presentar en personas inteligentes, intuitivas, persuasivas y capaces de un razonamiento filosófico, religioso y científico. Para re-encontrar la capacidad de razonar con uno mismo, de estar perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer con los demás, requiere de ciertos factores
1) La persona debe de disponer de elementos adecuados para acercarse a la realidad. Aquel que desconoce qué es la adicción, cómo puede manejarla, no podrá razonar correctamente acerca del problema.
2) La persona debe tener ciertos valores y fundamentos para hacer elecciones.
3) La persona debe desarrollar un concepto de sí sano, no distorsionado.
3 Comments:
Pero...cómo disponer de elementos adecuados para acercarse a la realidad?
cercarse a un grupo u organizacion de auto ayuda AA es una opcion.
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