lunes, diciembre 04, 2006

Bonifaz Nuño: Un sexenio lamentable


Bonifaz Nuño:
¡Vaya sexenio lamentable!

Marco Antonio Campos y Armando Ponce

Pocas veces los poetas hablan de política públicamente. Y muy pocas veces, al hacerlo, lo hacen con abierta franqueza –entre nosotros la franqueza se considera siempre un riesgo–. Sobre todo, cuando se trata de poetas tan destacados como Rubén Bonifaz Nuño (1923, Córdoba, Veracruz), licenciado en derecho, doctor en letras clásicas, miembro de El Colegio Nacional, de la Academia Mexicana de la Lengua, fundador del Instituto de Investigaciones Filológicas y miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Su obra poética, publicada a partir de 1945, en la que –valga la paráfrasis– hablando a solas nos habla a todos, comprende una veintena de libros, y lo ha consagrado como uno de los mayores poetas de la lengua española, además de hacerlo acreedor de numerosas distinciones –el Premio Nacional de Letras y el Premio Internacional Alfonso Reyes, entre ellas–. El Fondo de Cultura Económica la ha reunido en dos volúmenes (De otro modo lo mismo y Versos), mientras que la UNAM ha publicado la mayoría de sus múltiples traducciones de clásicos grecolatinos como Virgilio, Propercio, Ovidio, Lucrecio, Píndaro y Catulo –aunque tal vez su trabajo más notable en este renglón sea su versión completa de La Iliada.

En esta entrevista conjunta, Bonifaz Nuño da cuenta de su visión sexenal al también poeta, ensayista y traductor Marco Antonio Campos y al reportero de Proceso, y ofrece un panorama doloroso: el de un México al cual le duele ver postrado por falta de buenos gobernantes.

–Acaba el sexenio, ¿cuál es su perspectiva del mandato de Vicente Fox?–

Como candidato, al igual que a muchos mexicanos, me pareció muy bien, me pareció incluso que era un hombre inteligente. Alguna vez subrayó: “digo esto bajo palabra de honor”, y yo pensé: está hablando como hombre. Después me di cuenta de que su palabra de honor no valía nada, que mentía en todo lo que decía prácticamente, que estaba pisando siempre terrenos altos y no entendía para nada el oficio de la política en México. Esa perspectiva es la que tengo en este momento. No veo más que errores y falsedades. Y lo que es peor: ridiculeces.

–¿Cree usted que Fox menoscabó la figura presidencial?–

Lo hizo desde el principio, al irle a rezar a la virgen de Guadalupe, al desayunar con niños de la calle que antes bañaron, porque él no puede sentarse a desayunar con gente mugrosa. Cuando llegó al Congreso de la Unión a rendir protesta, primero saludó a sus hijos. En ese momento la figura presidencial comenzó a derrumbarse. Y continuó así a cada momento.

–¿Y en el plano internacional?–

Cuando el Congreso le prohibió que viajara a Texas, convocó a una cadena nacional de televisión y de radio para decir que su intención era ir a Estados Unidos para traer inversiones y empleos. Después se vio que en los mil viajes que hizo no trajo ninguna inversión, ni un solo empleo, porque el desempleo siguió reproduciéndose en México de manera tremenda. Ofreció que iba a crear 1 millón de empleos por año, y en seis años se han creado sólo 400 mil.

–Un presidente que llegaba con botas a las reuniones…–

Como no quería quitarse sus botas, se mandó a hacer botas de charol. Dijo que era el primero que usaba botas de charol y alguien ironizó: no, Santa Claus las usó antes.

–Y el hacerse acompañar por su esposa oficialmente a todas partes…–

Fue una falta a la Constitución, que dice literalmente que el Poder Ejecutivo está depositado en un solo individuo: el presidente de la República. Él creó la pareja presidencial y llevaba a su esposa a todos los viajes internacionales –en alguna ocasión, en Alemania, llegaron a decirle la presidente. Todo eso perjudicó la imagen presidencial.

–¿Por qué ocurrió esto en México?–

Porque los mexicanos somos muy pacientes y porque había una gran esperanza de que este hombre cumpliera lo que había ofrecido. Él iba a arreglar el problema de Chiapas en 15 minutos, iba a crear empleos, iba a crear la gran industria mexicana y era la esperanza de todos, porque como candidato había ofrecido cosas muy seriamente y la mayor parte de la gente le creyó. Yo nunca lo pude creer porque me crié en el régimen del PRI, que sí construyó una gran base social: mi padre fue telegrafista, yo soy profesor universitario. El régimen del PRI, que muchos dicen que tiranizó el país durante 70 años, me permitió hacerme profesionista. Quienes hablan de 70 años de tiranía, no se percatan de que el régimen priista se renovaba cada seis años, de manera que fueron tiranías de seis años cada una, suponiendo que hayan sido tiranías…

–¿Era un diagnóstico equivocado el no matizar el período priista que llevó a México en el medio siglo a una consolidación política y, en cierto modo, económica? Y si es así, ¿por qué cree usted que los mexicanos no observaron ese diagnóstico falso de Fox sobre el pasado priista?–

Porque desde el 1 de enero de 1994 los medios de difusión empezaron a hablar en contra del PRI. Fueron los medios los que hicieron esto y son –según creo yo– el mejor instrumento que el imperio tiene para determinar el rumbo político de nuestro país.–En todo caso, el PAN que reclamaba el autoritarismo del PRI parece haber desaparecido. Quedó solamente, al parecer, un cierto revanchismo.–El PAN se fundó como un partido de reacción, para destruir al PRI. Para mi modo de ver, quienes fundaron el PAN construyeron un partido en contra del pueblo, porque está de parte de los patrones. Yo cursé la primaria y parte de la secundaria en el régimen socialista de Lázaro Cárdenas. Para mí los curas son patrones. Para colmo de males, el PAN actual no cuenta con el talento y la preparación que tenían los primeros panistas.

–¿Qué papel juega la Iglesia católica en las acciones políticas y qué influencia tiene en los miembros del PAN?–

Me parece que tiene una influencia definitiva y cómplice, porque ambos están empeñados en violar la principal ley mexicana, que es la Constitución.

–¿Qué piensa de la ultraderecha empresarial y de los miembros de El Yunque?–

Se dice que El Yunque y el MURO son asociaciones semisecretas, que buscan destruir las conquistas de la izquierda. Hablo de la izquierda como me la enseñaron en la primaria: la izquierda es la que defiende a los trabajadores, sean obreros, sean campesinos. Éste partido y esta iglesia han tratado siempre a los proletarios como criados, no como hombres. Un ejemplo: no hay un solo indio en el gabinete, todos son blanquitos y presumen de que sus padres son españoles.–En este sexenio se eliminó el Instituto Nacional Indigenista…–Es un racismo muy visible. En México 90% de la población es morena, de pómulos anchos, ojos negros y pelo lacio. Antes que nada, somos indios y a los indios nos han tratado siempre como criados, no nos educan para señores, sino nos utilizan como criados.“Gente que se dice de izquierda compró a precios viles terrenos ejidales en Tepoztlán, por ejemplo, y construyó ahí grandes casas, y a los campesinos los convirtió a todos en criados, se los llevó para que limpiaran sus baños y limpiaran sus albercas.“Eso fue hace 15 o 20 años. Ahí están todavía las casas y las albercas, y los indios y los campesinos todavía están sirviendo de empleados.”

–Así que también la izquierda tiene su responsabilidad.–

La izquierda tiene la principal responsabilidad. Ha colaborado con la derecha para destruir a México. Miren lo que pasa en este momento. Miren a quien se dice ahora de izquierda: Andrés Manuel López Obrador, con un gabinete de títeres que no están calificados para el oficio que se les asigna y sólo le harán el juego al gabinete de derecha que formará Calderón.

–Y entonces, ¿por qué perdió el PRI?–

Quien destruyó al PRI fue Roberto Madrazo. Decían que era un gran político y su campaña consistió en destruir a sus enemigos cuando la política pide antes que nada entendimientos y alianzas, no utilizar las riñas de fuerzas sociales en provecho propio.

–Pero de hecho el PRI y el PAN se han aliado para ganar posiciones y desplazar al perredismo y continuar con un modelo económico…–

El perredismo está derrotado desde el principio. Hay hechos que se deben recordar. Por ejemplo, en el estado de Oaxaca, tan convulsionado, ¿cuál fue la alianza en contra del PRI en las elecciones para la gubernatura? La misma que se hizo en Tabasco: PRD-PAN. Ganó el PRI en contra del PRD y del PAN. En este momento, se supone, como usted dice, que se quiere llegar a una alianza entre el PRI y el PAN para conquistar posiciones políticas. Pero se olvida que antes el PAN se alió con el PRD en Veracruz, en Tabasco, en Chiapas, en Oaxaca.

Yo no estoy defendiendo a la clase política; son tan malos los unos como los otros.

–Sí, pero en este momento usted olvida el papel del PRD y subraya el mal papel del PRI… El PRI fue destruido por la mala política de Roberto Madrazo. Él creyó que había destruido a Elba Esther Gordillo, que había destruido a Montiel, y lo que le pasó es que se destruyó a sí mismo, porque empezaron a desertar los capitanes priistas para unirse al PRD o al PAN, y el PRI, de ser la primera fuerza política de México (todavía cuenta con muchos gobernadores y presidentes municipales), se corrompió por la falta de talento político de Roberto Madrazo. Si hubieran tenido otro candidato, el PRI sería otra cosa en este momento.

-Pero en la situación actual sí hay una alianza entre el PRI y el PAN. ¿No lo cree así?–

Puede ser por esa razón. El PRI está tratando de volver a ser la primera fuerza política de México. Si ustedes lo consideran, verán que el PRI no está actuando como tercera fuerza política; está tratando de actuar como primera fuerza política. Miren ustedes la situación actual de México, la situación actual de Oaxaca. ¿Qué se pretende en el caso de Oaxaca? La izquierda mexicana está representada por un grupo de aglutinados que se llama la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Ese grupo está en este momento tratando de destruir el gobierno de Ulises Ruiz. Ulises fue electo, digamos democráticamente, porque la elección la determinó el tribunal en contra de la alianza del PRD y del PAN, y le dio el triunfo a Ulises Ruiz. No estoy defendiendo de ninguna manera a Ulises Ruiz, quien me parece un pésimo gobernante, un pésimo político también, porque en lugar de atender los asuntos del gobierno que le habían tocado, vino a corromperse junto con Roberto Madrazo para hacer la campaña. Para mí es un criminal político. No uso la palabra delincuente porque es demasiado débil, uso la palabra criminal con toda intención. Pero vamos a ver: ¿qué busca la APPO, qué está pidiendo? En primer término la caída del gobernador. Supongamos que sea posible esa finalidad. Según eso, pueden derrumbar a un gobernador electo democráticamente. ¿Ese es papel de izquierda o es papel de rebeldía derechista? La respuesta es que la APPO es una agencia del imperio. Entiendo el imperio como el gran capital internacional sin nacionalidad propia, llámense gringos, rusos, alemanes… Pero es el gran imperio capitalista. El mismo que determinó la elección de Fox mediante el manejo de los medios de difusión. Entonces, lo que se busca es que un grupo amotinado pueda destruir la ley de México y nombrar a quien quiera como gobernador, porque lo han dicho también con todas sus letras. Ellos no van a permitir un gobierno electo democráticamente, sino que pondrán a un gobernador elegido y determinado por ellos.

-¿Y no es ello resultado de una actitud semejante por parte de los tribunales electorales al impedir que se clarifique la elección presidencial reciente? –

A mi modo de ver, el Tribunal Electoral cometió un fraude pavoroso, no porque no haya contado voto por voto, casilla por casilla, sino porque la elección, según lo que reza la ley, estuvo lisiada por tres cosas: por la intervención presidencial, por la intervención de la iniciativa privada y por la intención de un particular haciéndose propaganda por los medios de difusión. Eso era razón bastante y sobrante para declarar nula la elección. Sin embargo, el tribunal –lo cual es una monstruosidad jurídica– dijo que ciertamente el presidente había intervenido en la elección, que la iniciativa privada había intervenido, pero que no era para tanto. Y ese “no era para tanto”, es lo que hace la monstruosidad jurídica. La elección, de acuerdo con nuestra ley, era nula y eso lo declaró para darle tiempo al PAN. No sé si lo haya entendido Andrés Manuel o si lo haya entendido el PAN, pero la elección era nula.

–Este panorama de ingobernabilidad plantea un futuro bastante oscuro para México…–

Totalmente, porque no sabemos a dónde vamos a llegar. Estos señores de la APPO tienen un cerillo, pero ese cerillo puede ser vencido por un incendio.

–Y los seis años de panismo que nos esperan…–

¡Seis años maravillosos, imagínese! Desde luego vamos a vender lo poco que nos queda. No sé si sepan que los banqueros españoles dicen que España está viviendo en mucho de lo que le está quitando a México, porque los banqueros españoles están cobrando en México cuatro veces más que lo que cobran en España. Y si las cosas siguen así…

–¿Usted cree que Felipe Calderón, autocalificado como el presidente del empleo, pueda hacer realmente una política de empleo y de asistencia pese a los muchos compromisos que adquirió con el poder económico durante la campaña?–

Es imposible que se creen esas políticas. Además, para hacer política se necesita que haya políticos, que haya hombres, y yo no veo ni uno solo en este momento, en ninguno de los partidos.

–¿Y qué futuro ve usted para Andrés Manuel López Obrador?–

El ridículo. Esa presidencia legítima que se adjudicó y ese gabinete… formado por funcionarios que fueron corruptos en el gobierno del Distrito Federal y por algunos otros que no cuentan para nada.–

¿Y el futuro de Calderón?–

Lo veo como una ruina para el país. No puedo ver el futuro de un hombre sino el futuro de sus acciones, en lo que puede tocarme a mí, en lo que le puede tocar a mi país, que ha sido destruido. Mi país existía antes. En este momento, mi país es la risa y la compasión del mundo. Porque Fox recibió un país en paz, en buena situación económica, cierto que le tocó vivir la recesión inicial de Estados Unidos, pero eso no lo disculpa. Él entrega un país bañado en sangre por el narcotráfico –ya no somos un lugar de paso para Estados Unidos, sino un lugar de consumo– y con varias entidades sumidas en la violencia social, como Chiapas, Tabasco, Guerrero y ahora Oaxaca.

–Y Estados Unidos amenaza con levantar un muro…–

Eso es otra cosa. Fox presumió siempre de ser amigo de Bush. Recuerden que en su primer viaje a Estados Unidos casi no visitó al candidato demócrata, y en cambio declaró que era amigo de Bush. Pero esa amistad sólo ha servido para buscar que se imponga un tratado comercial estadunidense a los latinoamericanos.

–Los latinoamericanos ven a México integrado al bloque del norte de América.–

Y así es, cuando México estuvo siempre integrado a Latinoamérica. Ningún presidente priista estuvo de acuerdo con Estados Unidos dándole la espalda a Latinoamérica. Díganme uno.

–Bueno, Salinas.–

Ciertamente. Él destruyó las tres columnas que sostenían la vida política de México. El concepto de patria, la relativa autonomía política ante Estados Unidos, y la tercera y más importante: la absoluta separación entre Iglesia y Estado.

–Los últimos gobiernos han sido francamente neoliberales, y por eso se pueden emparentar el gobierno de Salinas y el de Fox…–

Exacto, por la política neoliberal, por la globalización. El nacionalismo está permitido a todos los países menos a México.–

¿Qué es lo que necesita México para recuperarse?–

Hombres y patriotismo. Porque el patriotismo mexicano sólo funciona cuando nuestra selección de futbol va a perder a otra tierra. Necesitamos ser nacionalistas, o acabaremos perdiendo completamente la soberanía sobre el petróleo y la energía. Ya lo demás es de los extranjeros. A Fox le faltó entregar lo que queda de electricidad y de petróleo, pero con la elección de Calderón se garantiza eso.–

Llama la atención que siendo usted un patriota esté desencantado de la izquierda. ¿En dónde está la izquierda mexicana?–

No existe. La izquierda en México no existe. Me parece una colaboradora vergonzante de la derecha.–

Y a su vez, ¿la derecha carece de proyecto?–

Por eso digo: no hay país.

–¿Y se puede escribir literatura cuando no hay un país?–

Claro que se puede, el hombre es libre en principio. Cualquiera que sea la circunstancia, hay que escribir. –

¿Ha escrito algo últimamente?–

Estoy traduciendo a un clásico romano: Horacio. Lo último que publiqué fue algo sobre Mi vecindad con la muerte, que nada tiene que ver con la izquierda ni con la derecha. Es sólo el estar viejo y sentir que la muerte está sentada junto a mí a cada momento, mordiéndome y acabándome, y disolviéndome tanto como puede.

–Pero nunca deja de estar atento a la realidad política.

–Claro que no. Yo fui profundamente patriota, yo fui nacionalista. En la primaria cantábamos el Himno Nacional y ahora me he enterado, el año pasado o antepasado, que la gente no sabe lo que es “el bridón”, es increíble.

–¿Qué clase de actores políticos necesitamos para enderezar un nuevo proyecto?–

A alguien como Lázaro Cárdenas. Un hombre como Lázaro Cárdenas, no como su hijo Cuauhtémoc, que presume ser gente de izquierda, de pensamiento juarista, y en 1994 aprobó que los curas pudieran votar y dijo que también los curas podían ser votados, es decir, que Cuauhtémoc Cárdenas admitió que podamos ser gobernados por curas. Algo que ustedes van a ver, posiblemente.

–¿Se nos queda alguna pregunta, algo que quiera usted decir?

–Si me meten a la cárcel, ustedes tendrán la culpa.