miércoles, noviembre 15, 2006

El Círculo (2)

Presentamos otros dos escritores del Puerto de Veracruz, aparecidos en la revista El Círculo, en el primero de sus números.

DOS ESCENARIOS

Por Jaime G. Velásquez
A X.

Estaba amor solo
cuando una puerta del último piso
dejó entrar la luz
y a ti
tu pelo alborotado
tu blusa blanca
ya sentada delante
de la zona marina
no entiendo
pero supe que esa silueta
eras tú
como si ahí hubieras estado siempre
y ahora me llamaras

La luz del pasillo se mete por mis ojos
todos los días
a cierta hora
como si una paloma picasiana
revoloteara y me dijera amor
aquí está
ella y el amor

En tanto, la gente de teatro
suda
para ser vista




Y la ventana
Por Gabriela Velásquez

Sentir el aire tibio hace que el cuerpo se desperece más rápido, la luz que entra por la ventana y el rayo de sol hacen fluir la energía y de una patada aviento el edredón. me levanto de un salto y siento la música que viaja por todo mi cuerpo, la música viene de dentro de mí, es como se diría en mi país, “llevo la música por dentro”, y comienzo a bailar, giros, saltos, pasos y de nuevo giros, saltos, pasos. Enciendo la radio y la música, la música que me hace bailar, sonrío y doy más vueltas. Miro la taza de café que dejó Carlo en la mañana cuando salió al trabajo. Me abrazo al recordarlo, lo amo. Sigo bailando. de repente siento algo: me siento observada, miro hacia la ventana abierta y me doy cuenta que hay unos hombres restaurando la construcción de enfrente. ¡Y me miran! No me siento ofendida ni halagada, solamente sorprendida. Descubrirlos me vuelve a mi realidad. ¡Estoy desnuda! ¡Estoy bailando desnuda! Camino hacia la ventana para cerrar la taparela y de repente “aaaachiuuuu”, el primer, “aaaachiuuuuu”, el segundo “aaaachiuuuu”, el tercer estornudo. La alergia al polen.

Sonrío y me doy cuenta que finalmente entró la primavera. Me gusta el pueblo donde vivo. es un pueblo de montaña. Es primavera. Comienza la naturaleza a despertar igual que nosotros, comienzan las prímulas a florecer y la gente a guardar abrigos. Aún se lleva un suéter, un jersey ligerote algodón, y las sonrisas comienzan a ser más espontáneas. Es la primera vez que “vivo”, desde su significado semántico, la primavera. las frutas, las verduras, los olores, los colores, algo tan simple como la ropa más clara, comienza a oscurecer más tarde, desaparece la pesadez del invierno y, ¡oh, pesadilla!, el viento lleva el polen, las flores se reproducen, y yo no dejo de estornudar. Dejo mis pensamientos a un lado, siento los ojos que me arden, la nariz que pica, y de nuevo “aaaachiuuuu”, “aaaachiuuuu”. No hay nada que hacer, desde hoy hasta que termine la primavera.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Agradable la llegada de El Círculo(2)se disfruta esta entrega de Jaime y de Gabriela. Sorprendes Jaime, hace tiempo no te leía un poema. Manuel Salinas.

1:49 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Nunca, de todos los nuncas se ha dejado de producir, de hacer creación literaria en el puerto. Es parte de nuestra existencia. M.

1:53 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

No eran dos escenarios, sino tres.
Ahí mi pluma rozó el papel al sentir tus dedos sobre mis labios.

X.

4:31 p.m.  

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