Ventanas de los Tiempos
Por Ignacio García
(Texto alusivo a la obra de Valdemar Aguirre, presentada en USBI de la UV)
Si existe alguna forma de sintetizar Ventanas de los Tiempos de Valdemar Aguirre, esta se halla en el ámbito de la poesía; en un verso de André Breton:
Invertido en este destello / Adquiero la huella de la vida y de la muerte/ En el aire líquido.
Porque Ventanas es eso: una inversión en el fulgor a través del cual el artista trata de recuperar paraísos perdidos y recobrar antiguos poderes. Valdemar Aguirre no es alguien que se ajusta a la noción de que el mundo es como la gente dice que es. Entonces, se sirve de su arte para transformar esa visión.
Allí donde el ojo ve sólo colores y elementos dispersos, el artista apuesta por un mirar detrás de la luz: una luz que todo lo avasalla, sube, revira, se dobla. En tal ejercicio uno no puede dejar de ser seducido por ese azul, doblado y transversal; o el índigo y el cobalto que operan como un punzón que abre los cristales hacia ese Otro Lado. Allí donde sólo parece haber trazo incierto, fósforo y añil son lucidez a la razón del escombro.
Muy aparte de la excelente factura con la que Valdemar Aguirre diseña su mundo, se halla la convicción de que el espectador acierte a mirar no sólo el grumo de óleo, no únicamente la carne y la llaga del lienzo o el aura de tal o cual color sumergido entre los vidrios; el artista propone que si bien su arte no es perfecto, en tal universo habita un Ser, cien mil años luz lejos de nosotros, que le sirve como espolón para seguir adelante.
El espectador que se detenga a mirar sin prisa estas Ventanas que asoman a otros tiempos, tendrá la sensación de estar parado en un aguja de luz, en un espacio de vida y muerte: fuego y comunión al mismo instante.
Con esta muestra Valdemar Aguirre da un paso más a ese revelar súbito y extraño, que le hace perder y encontrarse al mismo instante.
Octubre de 2005
(Texto alusivo a la obra de Valdemar Aguirre, presentada en USBI de la UV)
Si existe alguna forma de sintetizar Ventanas de los Tiempos de Valdemar Aguirre, esta se halla en el ámbito de la poesía; en un verso de André Breton:
Invertido en este destello / Adquiero la huella de la vida y de la muerte/ En el aire líquido.
Porque Ventanas es eso: una inversión en el fulgor a través del cual el artista trata de recuperar paraísos perdidos y recobrar antiguos poderes. Valdemar Aguirre no es alguien que se ajusta a la noción de que el mundo es como la gente dice que es. Entonces, se sirve de su arte para transformar esa visión.
Allí donde el ojo ve sólo colores y elementos dispersos, el artista apuesta por un mirar detrás de la luz: una luz que todo lo avasalla, sube, revira, se dobla. En tal ejercicio uno no puede dejar de ser seducido por ese azul, doblado y transversal; o el índigo y el cobalto que operan como un punzón que abre los cristales hacia ese Otro Lado. Allí donde sólo parece haber trazo incierto, fósforo y añil son lucidez a la razón del escombro.
Muy aparte de la excelente factura con la que Valdemar Aguirre diseña su mundo, se halla la convicción de que el espectador acierte a mirar no sólo el grumo de óleo, no únicamente la carne y la llaga del lienzo o el aura de tal o cual color sumergido entre los vidrios; el artista propone que si bien su arte no es perfecto, en tal universo habita un Ser, cien mil años luz lejos de nosotros, que le sirve como espolón para seguir adelante.
El espectador que se detenga a mirar sin prisa estas Ventanas que asoman a otros tiempos, tendrá la sensación de estar parado en un aguja de luz, en un espacio de vida y muerte: fuego y comunión al mismo instante.
Con esta muestra Valdemar Aguirre da un paso más a ese revelar súbito y extraño, que le hace perder y encontrarse al mismo instante.
Octubre de 2005
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