miércoles, diciembre 27, 2006

Ignacio García: Sobre el fulgor, la navaja



Sobre el fulgor, la navaja
Ignacio García

Poemas tomados del libro del mismo nombre,
con numeración del I al C, y que aparecerá en breve
VII

Schadenfreude
quiere decir alegría-maligna

Un contrasentido

Tu arma para decir
que para ti el amor es una espina…
y uno lo percibe como un fulgor
en forma de navaja



IX

El día que escuché
por primera vez tu nombre
pensé en el absoluto,
en designar así mi mundo,
perforar con él mi cerebro

Lo oí tantas veces después
que ─comprendí─
me había equivocado de ser
de nombre, de palabra:

incité mi presunción
al punto del fracaso


XI

Para conquistarte
siempre pienso en lo peor:

Me envuelvo en tus banderas
Me cubro en tus caricias
Me hago uno y me divido

Es claro que esto sólo funciona
en regiones donde el yo
no depende del estrago
XVI

Si recapitulo acerca de lo insólito
sé que te amé al desgarro,
que tuve más de un revés sin buscarlo
y fui para ti
la suma de lo abstracto:
un dios sin dios ni buenas nuevas

Mi talento de hereje
no podrá zafarse jamás
de tal descubrimiento



XXVIII

Amarte
da a uno esta sensación
de aniquilamiento
También de poder y de algo oscuro
Pues, no es cuando construyo
sino cuando pulverizo,
que he podido sentirme vivo

Me pongo del lado de quien desama:

Estoy hecho del mismo barro



XXXVI

Al verte otras vez
tan súbita y hermosa,
lejana en lo azul, cercana al índigo,
supuse que el amor existe

La única forma que yo sé
de guardar eso para siempre
es aniquilarlo de
inmediato...



XLIII

Se habla de mis poemas
De si están en aquella u otra revista

No soy nadie, eso es evidente
Tengo fe en seguir siendo nadie

Pero la fe lleva consigo
un carácter maquinal
que choca con la duda

Por eso te amo
Por eso escribo

XLVI

Leo y releo
con afán desmedido
las obras de KarlJaspers
Porque en sus páginas
sólo se habla de enfermos,
de lo sucedido en sus locuras
y lo que ocurre en sus delirios

Debí haber repasado
más tratados de psiquiatría
antes de conocerte:

antes de sentirme un elegido


L

Un día te iba a decir:
“Tu amor es una pasión donde todo se sabe
pero nada se explica”

¿Para qué?

Cuando alguien lo pierde todo
el silencio siempre será
el lenguaje más eficaz:

más bello de cualquier palabra



LI

El norte azota las barcas
Las muele y estrella contra el espigón
Hay un ruido, existe un lamento,
similar al que pasa por la sangre
en la supremacía de tu amor

El hecho de sacudirme y dejarme pensar,
es lo que me hace apostar a ser hombre:

uno que no desea ser mar,
uno que detesta la epilepsia



LX

Al verte la primera vez
lo súbito e insistente quemó mi sangre
Amor a boca-jarro,
algo hubo de triunfal en ese encuentro
y luego en lo demás

Así, hasta que la corona devino congoja
y lo súbito decepción

Los triunfos no son invencibles
Las victorias se tienen que pagar

No pueden permanecer impunes


LXV

Con una navaja sobre la garganta
a veces he pensado
en soportar la afrenta
con un poco de su filo,
ponerte contra la pared
como tú lo has hecho conmigo

Sin esta idea
no podría seguir el día:

un grave trastorno renovaría en mí
despojos de aquella
locura



LXXIV

Otra teoría dirá
que me importa por igual
amar y no ser amado

La práctica hace a uno
inmune al desgarro

De tarde en tarde,
al calor de tu recuerdo,
aquella teoría se vuelve
rabiosa y progresiva

no contra de mí:
contra ella misma



LXXVIII

Después de repasar lo escrito para ti,
uno tiene la certeza de haber
fallado en su deber,
de no cumplir con aquello que escribió,
de haber dejado poemas
con el sello de haragán

No obstante, y cuando vuelvo a leer,
me doy cuenta que cumplí
¿Cómo lo sé?
No lo sé:

la pluma es la llaga
del hastío


LXXXV

Las preguntas surgen mientras uno lee,
ya sea poemas de muerte,
ya sea versos con la soga al cuello

¿Por qué no puedo dejar de amarte?
Si supiera cuál es el impedimento
no tendría ya caso leer poesía:

se habría respondido
a todas mis preguntas


LXXXIX

La pasión por ti
está hecha de la nada,
de una sustancia imposible
la no concedida, la sin remedio

Por eso
me apego a la poesía
Una cosa y otra se combaten

Trato de no vencer
a ninguna



XCI

Hay en todo esto
una impostura del uno sobre el otro
en la que alguien puede salir triunfante
Tal vez tú, tal vez yo,
con tácticas de guerra
y logística al error

No obstante,
la clarividencia establece otra cosa:
el sentimiento más cuerdo
no es el de imponer

sino repartirnos los despojos



XCIV

Uno se puede levantar, no actuar
estar de luto, enfermo, parapléjico,
dejar de amar y poseer,
y sin embargo triunfar

El desamor conserva a uno:

posee una química, tiene una enzima
mas vasta que cualquier religión


XCVII

Tal vez no te supe seducir
por el lado que tú hubieras querido:
el ala izquierda, la guardia roja,
la repulsión al imperio,
la Pasionaria y su canto

Quizá me apresuré
y levanté el puño equivocado
Pero ¿para qué intentar en ese otro bando?
¿No fue lo izquierdo quien tropezó en el Paraíso?

Amarte del lado que te amo,
me parece un gesto sublime


XCVIII

Dejé de escribir poemas
un día que tomé el diccionario
y no hallé en él
rastros de tu nombre

Ahora escribo, le sigo,
pero consulto un dixxinaryφz
cuya lengua nadie conoce

Aquí te busco
palabra tras palabra:

de preferencia en aquellas
que jamás utilizó


C

Si va a acabar uno
cortándose las venas
es mejor conseguir la hoja correcta:

la embriaguez de un verbo nuevo,
la barbarie en la carnada,
un espíritu ardiente,
el resplandor que lo interrumpe,
el concebir de una larva,
la luz que sale de su ojiva,
otra luz de ápice incurable,
una más que afile la garganta

Y a todo esto, el desorden mental:
apagar tu amor en esta llama
y concederte por fin

sobre el fulgor,
la navaja